domingo, 25 de octubre de 2020

¿Podremos ser buenos alguna vez?

Ya el sol empuja con su luz, con su vida y su color la vida entera, vida de un día que será lo que otros quieran, que será principio, final o lo que sea, borbotones de algo que no esperas, camino que termina sin que nadie lo quiera, alma que ante si misma se revela, cielo al que nada ni nadie dejará indiferente reflejado en este suelo ajeno de amor, cimentado en la muerte, en el odio a la vida del que es diferente, aniquilando espuma en las almas que encierran en su seno solo lo que no gusta de otra gente. Amor que el odio acepta como bálsamo de la herida en él mismo abierta, trabajo que interpreta como arma silente que amordaza conciencias, corazones, cabezas, cuerpos, maletas, dormidas las almas, la voz y las conciencias, prisioneras de algo que nadie acepta y que todos callan y que en si misma se revela, sola y triste sin preguntas ni respuestas: que no hay un porqué a tanta bestia, desalmada, inhumana, que en si misma apesta, no hay nada que repudie más a las conciencias que el dolor, que para serlo, tenga que romper la indiferencia de almas sociales que reclaman igualdad sin más exigencia que la sangre que unos vierten signifique una ayuda a su impotencia. Lloro porque llorar es bueno, es malo que se agolpen los miedos a las fieras, que la muerte se apiade de aquellos que la engendran y les lleve a su seno y ya nunca más les volvamos a ver en esta tierra. Quiero llorar por que llorar es bueno, no hay mucho más que hacer; visto lo visto, es muy cierto que recordar es vivir otra vez. Ver lo que he visto me ha enseñado de lo que el ser humano es capaz; tratar de no sentir vergüenza solo me avergüenza mucho más,. Esto es lo que nunca más hay que volver a hacer, nunca más volver a hacer. Siento un nudo en el pecho y nunca olvidaré. los cientos de vidas que acabaron sin comprender porqué, sin saber porqué, sin sospechar porqué. No hay un sitio en el mundo mejor donde ver el cieno que ennegrece nuestros pies. Sé que lo malo de este mundo no termina en un tren, quizá algún día podamos todos ser buenos de una vez.