Círculos viejos

A que hablar del firmamento cuando recuerdo tu pelo, miles de estrellas limpias que forman melena al viento; a que hablar del mar de plata, de las olas que en su anhelo traen a la orilla tus manos envueltas en terciopelo; a que hablar de la arena en la que guardas tu cuerpo ansiado como ninguno cerrado en ese secreto; porqué hablar de las hojas que te acarician pasando cerca de esos brazos tuyos a los que agarrar me quiero; a que hablar de ese perfume en el que viven tus besos, esos labios color rojo que me ofrecen su tormento, y hacen mi deseo altivo ser cordero en el degüello; a que hablar de todo eso. A que hablar de los otoños, los veranos, los inviernos, esas primaveras llenas de irrepetibles deseos, de pensamientos oscuros, de miradas sin sosiego, de verbos que danzan solos y me dejan sin aliento. Porqué hablar de tantas cosas, de tantos círculos viejos, si lo que siento se dice muy rápido y en silencio, escucha estas dos palabras que me salen desde dentro tranquila y sencillamente amor, yo simplemente te quiero, yo simplemente te quiero, yo simplemente te quiero.